Economía y evidencia: el (lamentable) triunfo de lo innecesario

Uno de los objetivos de la economía como ciencia social es «satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos (que se consideran escasos)«, y si lo dice la wikipedia seguro que es un concepto bastante asentado en el saber popular. Sin embargo, cuando hablamos de recursos sanitarios y de la salud de los individuos, tanto desde una perspectiva individual como colectiva, asociar recursos (dinero, principalmente) con salud no suele estar muy bien visto.

Sin embargo, estamos en un entorno en el que es imprescindible que los profesionales sanitarios sepan que se mueven en un mundo de necesidades infinitas y recursos finitos. Un mundo en el que siempre es posible gastar un euro más… Vicente Ortún es economista y, entre otros temas, ha escrito mucho (y muy bien) sobre economía para profesionales del mundo de la salud. Son muy conocidas y citadas sus «Tres cosas que un clínico debe saber de economía» que publicó en 1997 en la revista Dimensión Humana:
1. Que la eficiencia es la marca del virtuosismo en Medicina, pero que el camino a la eficiencia pasa por la efectividad. 
2. Que la ética médica exige la consideración del coste de oportunidad en las decisiones diagnósticas y terapéuticas. 

3. Que las utilidades relevantes son las del paciente.

Sin embargo, en otros textos posteriores, el mismo autor ha desarrollado algunas premisas adicionales muy a tener en cuenta en esa relación necesaria entre economía, salud y sanidad. Hay dos que nos interesa destacar especialmente:
  • Considerar los costes no es inmoral. Lo contrario, tal vez.
  • El beneficio social resulta poco atractivo para el individuo.

¿Y por qué toda esta parrafada sobre economía y salud? Primero porque son conceptos que conviene tener siempre a mano. Y por otra parte, por un reciente artículo publicado en JAMA que nos ha llamado la atención: «Educating physicians about responsible management of finite resources«. Incluye datos tan duros como que el 30% del gasto sanitario es evitable si se realiza una gestión más eficiente de los recursos, muchas veces por culpa del diseño de los procesos, por falta de información o por costumbres arraigadas en las organizaciones. 

No vamos a hablar de la importancia de la economía en la formación sanitaria pero quizás sería interesante dotar al profesional de una visión crítica, de duda permanente, de revisión constante de los procedimientos y de aplicación periódica de la evidencia disponible. Es vergonzoso que tengamos que recordar en pleno año 2013 la importancia de medidas como el lavado de manos o el checklist quirúrgico, debido a que su uso sigue siendo escaso. Pero es igual de vergonzoso que webs como Choosing Wisely o Do not do (del NICE) tengan que recordar a todos que determinadas prácticas no benefician al paciente y, en algún caso, le perjudican. Y aún así, se siguen llevando a cabo.

¿Es economía y por ello no importa? No, es eficiencia y salud. Es imprescindible empezar a  dejar de hacer lo que no aporta nada al paciente, y si la excusa para convencer es la sostenibilidad del sistema sanitario o la reducción del gasto sanitario, pues perfecto. Al final hasta la evidencia necesita marketing…

Salud con cosas