El organismo tiene sus mecanismos propios para controlar el PH de la sangre y mantenerlo siempre a un nivel adecuado.
La última moda es beber agua alcalina, a veces también conocida como “agua de la vida”, por una especulación en la que tiene funciones antioxidantes, de control de hormonas y hasta de la prevención del cáncer. Pero hasta este momento no hay ningún estudio científico que compruebe estos beneficios.
En una escala del cero al 14, el PH es el marcador que indica si una substancia es ácida o es alcalina.
Algunos nutricionistas confían en el beneficio de este tipo de agua y lo defienden con la teoría de que 70% del cuerpo humano es compuesto por agua, así la alcalina aportaría mejoras al cuerpo, explicando que cuando nacemos somos alcalinos y en la medida que envejecemos nos vamos acidificando, entonces, una alimentación alcalina es sana siempre que el PH del agua sea superior al 9,5.
En cambio, una corriente de endocrinólogos, no están de acuerdo en que el agua pueda traer algún beneficio al cuerpo. Explican que si la sangre tiene acidez, el cuerpo se vuelve susceptible a las infecciones y otras enfermedades, resaltando que esto solo pasa cuando alguien está con alguna enfermedad que pueda descompensar el PH de la sangre, como la insulina descontrolada en la diabetes. Según esta corriente, en todos los otros casos, el cuerpo tiene mecanismos para controlar este PH y mantener todo el resto dentro de la normalidad.